Se pueden identificar siete u ocho estatuas de Policleto. A excepción de "La Amazona herida" todas tienen un mismo tipo fundamental. Un "Heracles" y un "Hermes" siguen naturalmente la galería atlética, al costado del "Discoforo", del "Kiniskos", del "Doriforo" y del "Diadumeno", todos ellos no difieren más que por el atributo que designa al héroe o al dios.
La opinión de los críticos antiguos era que Policleto había embellecido la forma humana, pero no había logrado darle la majestuosidad divina.
La primera estatua de Policleto: "El Discóforo", una figura de atleta, no era un ensayo de aprendiz, pues el nombre importante de las réplicas muestran que estaba considerada en la antigüedad como una obra completa.
Torso del Discoforo de Policleto |
El principio esencial de esta obra es la correspondencia cruzada que se establece entre la posición del busto y de las piernas: el hombro se eleva de costado donde la pierna se inclina, así cando la línea de los hombros se inclina hacia la derecha, la línea inguinal (de la ingle: unión de la pierna con el cuerpo) se inclina hacia la izquierda. Este armonioso balanceo contradictorio, del cual Policleto no es verdaderamente el inventor, está destinado a establecer el equilibrio que se había perdido en la frontalidad arcaica.
Policleto, hizo dos estatuas desde un mismo modelo: una según el gusto del público, la otra desde las reglas del arte. El modifica la primera siguiendo los consejos de los visitantes, obedeciendo a cada uno y ejecutando los cambios que se le indican. Después expone las dos estatuas: la primera inspira risa, la segunda admiración. "Esa que usted desaprueba, dice Policleto, es la que usted hizo, esta que admira, es la que yo hice".
Verdadera o falsa, esta anécdota esclarece la relación entre el artista y el público. En la Grecia antigua, el artista demuestra su superioridad sobre la visión del profano y se guía por "las reglas del arte".
El Canon. La Regla. El Modelo
En todas las grandes civilizaciones artísticas, del extremo oriente al occidente, los artistas verdaderamente creativos han tenido la obsesión de la perfección matemática. Después de los egipcios, los griegos de la época arcaica habían ya intentado construir un modelo ideal, estableciendo las medidas correspondientes entre las diferentes partes de la estatua: es decir, el tamaño de la cabeza era igual al largo del pie, y se cuenta siete veces y media la altura total.
Sin embargo, el sistema elaborado por Policleto y consagrado por su Canon era ciertamente más sabio y más complejo. Para un griego del siglo V el nombre, como la ley, eran sagrados: el Canon, nace pues, de una búsqueda ardiente, inspirada por el fervor de una verdadera fe. Es por eso que esta figura está viva, esta arquitectura humana está animada de un ritmo que nos sorprende y a pesar de la mediocridad de las réplicas, no impide sentir la veracidad. La nueva simetría creada por Policleto ha definitivamente reemplazado a la antigua simetría frontal.
El Canon de Policleto |