Formación de la Civilización Helénica
Luego de la desaparición de la civilización minoica y micénica, sobrevino una Época Oscura, sobre los siglos XI y VIII A. C., sin embargo, entre los siglos IX y VIII A.C: fue disipándose y la actividad económica aumentó sustancialmente, al igual que su población.
Esta civilización tomó forma a partir de la interacción de dos pueblos distintos: los dorios y los jonios. Los Dorios eran parte de una raza de guerreros muy belicosa y disciplinada con un poderoso sentido de orden tribal, que invadió la península griega, asentándose luego en el Peloponeso, con Esparta como centro.
Evolución Histórica
El crecimiento de la población que experimentó Grecia en sus ciudades-Estado, generó una necesidad de expansión y la búsqueda de nuevos territorios cultivables y que fueran capaces de satisfacer las necesidades de una población en crecimiento.
Los griegos sembraron de colonias las costas del mar Negro y el Mediterráneo hasta el extremo occidental, disputando el comercio a los fenicios. Fue en este período que lograron controlar todo el Mediterráneo central desde sus ciudades de la isla de Sicilia y también del sur de Italia, que se convertiría más tarde en una segunda Magna Grecia.
En el siglo V A.C. la victoria frente a los persas consolidó la cultura griega. Atenas, que fue la principal beneficiaria del triunfo frente a Persia, llegó en este momento a la cima de su poder y se convirtió en la referencia universal para la cultura y el arte de esta etapa.
Sin embargo, el siglo V A.C. finalizó en medio de na contienda entre Atenas y Esparta, conocida como la Guerra del Peloponeso.
La conquista de todos los estados griegos por parte de una potencia próxima, Macedonia, gobernada por un rey llamado Filipo, le devolvió la supremacía al Mediterráneo. Aunque la muerte de Filipo, se lo impidió, su hijo Alejandro, llevó a término las intenciones de su padre. Los resultados son bien conocidos: Alejandro unificó Grecia, derrotó Persia apoderándose de su Imperio, y se extendió por la India, Egipto, etc.
El sueño de Alejandro Magno de crear un imperio universal se truncó con su temprana muerte en el 323 A.C., pero su obra contribuyó a cerrar una época y abrir otra en la historia de Grecia. Comenzaba así el Período Helenístico, en el que la civilización griega se desarrolló de una forma completamente distinta. Desaparecieron las fronteras de la Polis; las ciudades crecieron con criterios más universalistas.
Las viejas ciudades griegas como Atenas o Esparta, que antes marcaron el ritmo histórico, cedieron su supremacía a otras nuevas como Alejandría, Pérgamo o Antioquía hasta que fueron conquistadas por una nueva potencia: Roma.