Hacia el año 2000 a.C, una serie de movimientos migratorios de pueblos indoeuropeos generó el desarrollo de nuevas culturas, entre las que se destacan la aparición de los protogriegos y el auge de la ciudad de Troya.
La llamada civilización del Bronce o período Heládico constituyó el momento de máximo esplendor de la cultura minoica en la isla de Creta, entre el 2700 y el 1200 a.C., así como el nacimiento de la cultura micénica en la ciudad de Micenas, entre el 1580 y el 1100 a.C. Ambas culturas se sitúan como los principales antecedentes de la gran cultura griega, que se desarrollaría en el I milenio anterior a nuestra era.
La civilización surgida alrededor del mar Egeo tuvo su origen en las periódicas invasiones de pueblos indoeuropeos y de Anatolia. En ese contexto surgió la primera gran cultura desarrollada en Grecia: la cultura minoica. Denominada "minoica" por Minos, el legendario monarca de Cnosos.
La Cultura Minoica
En la Isla de Creta se desarrolló una cultura que se caracterizó por la construcción de grandes palacios: Knosos, Festo y Malia. Se destacaron además las grandes pinturas murales que decoraron principalmente el palacio de Knosos.
La Cultura Micénica
Por otro lado, la ciudad de Micenas desarrolló su máximo esplendor a partir del 1600 a.C. Sus principales muestras de su arquitectura palaciega fueron la ciudad fortificada, en cuyo centró se instaló el gran palacio de la ciudad, y las residencias áulicas (relativo a la corte o palacio) de Trinto y Pilos. Además de los modelos de arquitectura funeraria como sus tumbas reales de forma circular.
La riqueza e importancia de esta cultura micénica también se observa en los frescos que recubrían los palacios micénicos, las cerámicas y los trabajos en metales preciosos, como la famosa “Máscara de Agamenón”.
Fuentes y Bibliografía
Historia del Arte - Volumen 2 - Editorial Planeta DeAgostini SA