La Grecia clásica fue la cuna de muchas de las ideas en las que se han descansado el arte, la literatura, la filosofía y las ciencias de Occidente.
A la política entregó la noción de democracia, que alcanzó en Grecia la primera concreción como forma de gobierno.
Atenas y la democracia
Atenas era la mayor de las muchas ciudades-Estado en las que Grecia estaba dividida. La política de cada ciudad-Estado (polis) era una competencia propia, lo cual desarrolló el concepto ateniense de democracia. Ningún otro Estado griego alcanzó un grado de democracia tan avanzado como Atenas.
El corazón de la democracia ateniense estuvo en la Pnyx, una colina en donde se reunía regularmente la asamblea de los ciudadanos. Los asuntos públicos y sociales se debatían al aire libre entre todo el pueblo con derecho a ello.
Como otros estados griegos, Atenas pasó de la oligarquía (poder en un reducido número de personas) a la tiranía (un solo gobernante todopoderoso), y así a la democracia, a través de rivalidades entre ricos y pobres.
La base de esta democracia era el cuerpo de ciudadanos o demos. La ciudadanía era un derecho celosamente guardado, raramente otorgado a los extranjeros y nunca a las mujeres y a los esclavos.
El control popular sobre los magistrados y la ley podía ser ejercido también a través de los tribunales, donde los grandes jurados de ciudadanos tenían facultad legislativa y judicial, pudiendo declarar una ley anticonstitucional.
Derechos y Obligaciones
Cada ciudadano ateniense tenía el derecho y el deber de servir al Estado, pero, debido a que existían más de 1.000 cargos que cubrir cada año, el sistema sólo podía funcionar si había suficientes hombres con tiempo e inclinación para dedicar sus vidas al servicio público.
Atenas vivía de la agricultura, de la artesanía y del comercio. A comienzos del siglo V A.C. contaba con una importante exportación de cerámica, aceite y vino, y tenía que importar pescado, madera y trigo.
En Atenas se desarrollaron dos clases sociales bien definidas: una clase acomodada y un proletariado urbano. La clase acomodada gozaba de una gran disponibilidad pública gracias a que los esclavos desempeñaban los trabajos básicos.
La democracia ateniense, con su gran número de cargos públicos poco o nada retribuidos, necesitaba de una gran aportación de hombres que tuvieran tiempo libre y la inclinación suficiente para desempeñarlos. La responsabilidad y el orgullo cívicos de los atenienses hizo que nunca faltaran voluntarios, a lo que contribuía la riqueza agrícola y comercial de Atenas.
El empleo de gran número de esclavos permitía que los ciudadanos pudieran dedicarse por entero a la política. Los pensadores atenienses no vieron ninguna contradicción en que los derechos y las libertades de su democracia dependieran en última instancia de la esclavitud.
Las mujeres fueron la otra gran clase de "esclavos" en la Grecia clásica. Carecían de derechos legales y políticos, y se las excluía de los asuntos de carácter público. Su lugar estaba en casa con los hijos. El estar ausentes de la mayoría de las reuniones sociales favoreció la difusión de las relaciones homosexuales y de las hetairas, que eran prostitutas que gozaron de alto rango social.
Bibliografía:
Enciclopedia Visual Salvat. Tomo 5: Historia y cultura